Héctor Inarejos
Delegado provincial de Participación
Ciudadana de Alicante

Hoy en día, los niños crecen con tablets, pero eso no implica que sepan usarlas bien. Por eso es clave la educación digital, que empieza en casa. Somos los padres los que tenemos que aprender a utilizar Internet de forma segura, coherente y responsable.
La red deja huella digital. Por eso los adolescentes deben reflexionar antes de publicar, pedir permiso a las personas que aparecen para compartir fotos y proteger sus datos personales (si son menores de 14 años, el permiso lo tienen que dar los padres), así como la importancia de tener perfiles privados, no aceptar desconocidos y conocer los sistemas de clasificación de videojuegos. Es muy importante no dar datos personales, ya que son utilizados por los ciberdelincuentes.
Somos el país avanzado con más número de adolescentes adictos, lo cual es un problema. En un año, los jóvenes en España pasan una media de cuatro horas al día en redes sociales o con videojuegos. Esto nos lleva a ese uso excesivo y incontrolable de la tecnología, que tiene como consecuencias problemas de alimentación y de sueño, comportamientos irascibles y frustraciones.
Por otro lado, cada vez los niños ven pornografía de más jóvenes, lo que provoca una imitación, no sabemos qué es la realidad, la cosificación de la mujer, el maltrato… No es un delito hacerte una foto erótica y mandarse a otra persona de un mismo acuerdo. El problema es que es una situación de riesgo, ya que nunca sabemos dónde va a acabar esa foto. Por último, destacar el grooming, técnicas de engaño que hacen los adultos para coger confianza con los niños y sacarles fotografías, vídeos, todo lo índole sexual.
Los padres somos responsables civiles de lo que hagan nuestros hijos. Debemos establecer normas claras de uso, con control parental técnico y presencial. Es fundamental involucrarnos en su mundo digital, conocer sus intereses y generar confianza para que acudan a nosotros si tienen un problema.